El humor y la violencia de género presentan una relación causa-efecto, de la que no siempre somos del todo conscientes. Es cierto, que en los últimos tiempos nos hemos dado cuenta del peligro que suponen los chistes y las bromas machistas, los cuales promueven la fijación de estereotipos y, de manera sutil, fomentan la violencia contra las mujeres. De hecho, hoy en día resulta inadmisible realizar una campaña contra la violencia de género en la que se haga eco de estos chistes de mal gusto, sin desarticular el mensaje machista ni llegar a sensibilizar a la ciudadanía. De ahí la polémica surgida la pasada semana tras la activación de la campaña contra la violencia de género en Zamora, la cual fue calificada como «una invitación a reforzar roles y estereotipos que estamos intentando desechar». De acuerdo con la presidenta de mujeres progresistas, Yolanda Besteiro, esta iniciativa del ayuntamiento de Zamora puede tener un efecto contraproducente en la lucha contra la violencia de género.
Sin embargo, parece que no tenemos tan asumida la función que puede tener el humor en la lucha contra este problema. El humor puede actuar como aliado para acabar con esta lacra, como a menudo refleja el humor gráfico. Los dibujantes son capaces de poner el dedo en la llaga y, en palabras de Forges, “servir como punta de lanza de la sociedad”. Sin duda, la viñeta tiene la capacidad para condensar en una imagen las dinámicas sociales corrosivas actuales, subvertir ese conformismo y normalidad con la que se suelen ver ese tipo de asuntos y mostrar las contradicciones que presentan. Así pues, nos gustaría ilustrar el poder del humor en la lucha contra la violencia de género con algunas de las viñetas que conformaron la exposición “Por una vida sin maltratos” que organizó la fundación de la Universidad de Alcalá de Henares en colaboración con el IQH por primera vez en 2006. Fueron un total de 120 viñetas que a través del humor, la sátira y la ironía, mostraron la cara más dura del problema para denunciar la situación y sensibilizar a la ciudadanía.
Este año, el Instituto Quevedo del Humor vuelve a colaborar en el 25N y se acerca a los más jóvenes con la exposición «Si no hay buen trato, no hay buen rollo» que se muestra en el IES Atenea de Alcalá de Henares. Las viñetas que componen esta exhibición forman parte de la decimotercera edición de la Muestra Internacional de Humor Gráfico “Por una vida sin Malos Tratos”,y de la decimocuarta edición “Trazos por la Igualdad”, organizadas por la por la FGUAH.
Por otra parte, el género del Stand-up también está colaborando en la visibilización del problema. El ejemplo más evidente sería el monólogo «No solo duelen los golpes» que representa Pamela Palenciano. El tema principal del discurso es la violencia de género y, aunque la humorista narra su propia vivencia personal, realiza también una denuncia mucho más amplia hacia la educación patriarcal y la escasez de medidas políticas para la prevención de la violencia machista. Con el tono humorístico que caracteriza a este género, Pamela Palenciano consigue ir a la raíz del problema y señala los primeros síntomas de violencia, con tal prevenir y combatir esta situación. Así pues, pese a que la risa es uno de los efectos que se desea alcanzar, este propósito quedaría en un segundo plano, a diferencia de lo que pueda suceder en el monólogo humorístico convencional. El principal objetivo es visibilizar y sensibilizar sobre la situación, ya que, por desgracia, las situaciones de maltrato se encuentran normalizadas hasta tal punto que las propias víctimas no se reconocen como tales, y este monólogo consigue ponernos un espejo y quitarnos la venda con la que un día nos cubrió el patriarcado.
Es innegable que ha surgido una nueva línea en el monólogo humorístico español, una comedia alternativa que se enfrenta al patriarcado y que traspasa los límites del discurso humorístico hegemónico, ese en que se señalaban las injusticias y desigualdades sin revelarse ante ellas, tal vez porque las dan ya por asumidas. Como se observa en el siguiente vídeo, este nuevo discurso busca no solo divertir, sino concienciar de la situación de desigualdad y romper con los estereotipos y prejuicios que pueden desencadenar en problemas más graves como la violencia de género.