El humor se ha convertido en un instrumento discursivo excelente para subvertir determinados convencionalismos y estereotipos machistas. El lenguaje humorístico nos ayuda a dar visibilidad a muchas de las injusticias que a diario sufrimos las mujeres y a romper con algunos de los prejuicios consolidados por la sociedad patriarcal.
Como podemos leer en la obra de Robin Lakoff, Language and Woman’s place, hasta hace unas décadas se pensaba que la mujer carecía de sentido del humor. La mujer era concebida, en este sentido, como la parte pasiva cuya única función era la de reír las bromas del hombre. Asimismo, en el libro Gender and Humor, Delia Chiaro, presidenta de la International Society for Humor Studies, señala que las mujeres hemos sido, durante años, el blanco de burla de muchos chistes y bromas; ya fuera por nuestro aspecto físico, edad, etnia o sexualidad. ¿Quién no ha tenido que escuchar alguna vez un chiste sobre rubias, suegras o amas de casa?
Pese a que esta clase de chistes sexistas persisten y abundan de tal forma que ya son casi imperceptibles para la gran mayoría de la población, humoristas como Cristina Castaño o Eva Hache se han hecho eco de los tópicos que estos contienen, con el objetivo de criticar y parodiar este tipo de discurso. Por ejemplo, en este monólogo de Yolanda Ramos la humorista ironiza sobre el papel del padre en la educación de los hijos.
Asimismo, en los últimos años, ha habido una ola de monologuistas que, además de criticar los estereotipos femeninos, utilizan su actuación sobre el escenario para subvertir los roles impuestos por el sistema heteronormativo. El humor es el instrumento que empodera a la comediante para desafiar el statu quo y deshacerse de las presiones y expectativas impuestas por el sistema patriarcal. De hecho, os recomendamos también la lectura del artículo «Humor y feminismo: la risa furiosa«, escrito por la periodista Silvia Nieto. En él se exponen ideas de diferentes humoristas, sociólogas y periodistas sobre el carácter subversivo del humor. Nos quedamos con las palabras de la monologuista Patricia Sornosa cuando dice que:
«El humor es una herramienta muy valiosa para cualquier tipo de reivindicación, te ayuda a tomar distancia y a ver las cosas con perspectiva. Es un instrumento muy útil para señalar ciertos comportamientos vergonzantes del ser humano sin que el personal se deprima y caigamos todos en el fatalismo. Reírte de tus errores supone reconocerlos y ese es el mejor propósito de enmienda. En la lucha feminista el humor resulta fundamental para digerir que, tras siglos de tomar conciencia y de paciencia infinita por parte de las mujeres, aún queda mucho que cambiar».