Un recorrido por el humor feminista: desde la Grecia clásica hasta nuestros días

La ploriferación de manifestaciones de humor feminista es patente en todas las expresiones artísticas del momento. Prueba de ello serían, por ejemplo, las tiras cómicas de Bárbara Gedatch, el arte contemporáneo de Guerrilla Girls, las películas dirigidas por Paco León y, por supuesto, la nueva ola de mujeres monologuistas que han tomado el micrófono como soporte para revelarse contra el statu quo.

Sin embargo, las muestras de humor feminista han estado presentes desde la Antigüedad. Así, nos remontamos al teatro clásico para situar la comedia de Lisístrata, escrita por Aristófanes en el siglo V a.C. En la obra, se representa a la mujer como una figura de poder que actúa de mediadora en la resolución de conflictos. El personaje literario de Lisístrata convence al resto de mujeres griegas para intervenir en el conflicto bélico entre Atenas y Esparta, y poner así fin a la guerra. Con este propósito, las mujeres acuerdan dejar a sus maridos en abstinencia sexual hasta que firmen la paz con los espartanos. Dicha decisión desencadenará una serie de situaciones humorísticas entre los dos sexos, a lo largo de las diferentes escenas. Como bien comenta López Gregoris (2013), la originalidad de esta comedia radica en el hecho de que la trama gira en torno a una mujer, Lisístrata, que, «con su actitud activa, valiente y decidida, ofrecía a la sociedad griega una imagen que la mujer no tenía en la antigua Grecia.»

Del mismo modo, en la Edad Media nos encontramos con otro texto de aire feminista y con grandes dosis de humor. Nos referimos al prólogo de La Esposa de Bath (The Wife of Bath), perteneciente a los Cuentos de Canterbury. Geoffrey Chaucer narra diversas peripecias cómicas de la protagonista, una mujer con fuerte personalidad que usa el ingenio y la astucia para situarse en una posición de poder y conseguir sus propósitos.

En lo que respecta a las artes plásticas, el papel de la mujer ha estado relegado siempre a un segundo plano. Por esta razón, debemos esperar hasta llegar al Barroco y al Neoclasicismo para encontrarnos con las pinturas de Artemisia Gentileschi y Angelica Kauffmann, quienes rompieron los moldes del arte típico masculino aunque sin ninguna pincelada de humor. De hecho, no sería hasta la aparición de movimientos vanguardistas, a principios del s. XX, cuando se incluye el humor como elemento subversivo en la pintura y la fotografía. Buen ejemplo de ello serían las obras de Hannah Höch, como la siguiente:

Por otra parte, en la industria cinematográfica nos encontramos a Alice Guy Blache como la primera cineasta de la historia, cuyo particular sentido del humor se refleja en producciones como La Fée aux Choux de 1896. Asimismo, con la aparición de Hollywood nacieron filmes como Thelma y Louise que, sin ser una comedia, sí que tratan temas como el machismo o la violencia de género con cierto sentido del humor.

En definitiva, pese a que el término feminismo no se dio realmente a conocer hasta finales de la década de los 70, las actitudes feministas que defiende este movimiento se han venido dando, de la mano del humor, desde siempre.

 

REFERENCIAS

LÓPEZ GREGORIS, R. (2013). Lisístrata. Aristófanes y König. Καλὸς καὶ ἀγαθὸς άνήρ· διδασκάλου παράδειγμα. Homenaje al Profesor Juan Antonio López Férez, Madrid, Ediciones Clásicas, 479-486.

KILGOUR, S. M. (1974). Comedy and satire in Chaucer’s portrayal of the Wife of Bath. Retrospective Theses and Dissertations.Paper 16085. Recuperado el 24/05/2017, de: http://lib.dr.iastate.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=17084&context=rtd

Feminismo. Una mirada feminista sobre las vanguardias. Recuperado el 24/05/2017, de: http://www.museoreinasofia.es/visita/tipos-visita/visita-comentada/feminismo

Desde un museo etnográfico. Recuperado el 24/05/2017, de: https://historia-arte.com/obras/desde-un-museo-etnografico